A la distancia se pueden ver los llameantes caballos embistiendo la ciudad muerta bajo el barro. Son precisamente ellos los interpretados, en castigo desde el reino del este, o como obreros que secan el lodo para seguir transitando la rutina. Para mi es simplemente la lucha eterna en lo alto, cuando la represa de piedra es desbordada una y otra y otra vez, anegando las estrellas y marcando el ritmo del tiempo infinito, aquellas vueltas del reloj de arena del que víctimas nos hace Cronos.
jueves, 18 de septiembre de 2008
The star behind the curtain
Se dispara el primer haz, rompiendo lo que yace tras el muro del sueño. Despunta vertical, como la cascada invertida del tiempo. Alto saltan los recién liberados, y bajan serpenteando las colinas. Para unos es el continuo infierno que los exilia de su única y finita libertad, otros es la esperanza misma, una nueva oportunidad, un nuevo comienzo que una vez más derrite los hielos del pasado.
A la distancia se pueden ver los llameantes caballos embistiendo la ciudad muerta bajo el barro. Son precisamente ellos los interpretados, en castigo desde el reino del este, o como obreros que secan el lodo para seguir transitando la rutina. Para mi es simplemente la lucha eterna en lo alto, cuando la represa de piedra es desbordada una y otra y otra vez, anegando las estrellas y marcando el ritmo del tiempo infinito, aquellas vueltas del reloj de arena del que víctimas nos hace Cronos.
A la distancia se pueden ver los llameantes caballos embistiendo la ciudad muerta bajo el barro. Son precisamente ellos los interpretados, en castigo desde el reino del este, o como obreros que secan el lodo para seguir transitando la rutina. Para mi es simplemente la lucha eterna en lo alto, cuando la represa de piedra es desbordada una y otra y otra vez, anegando las estrellas y marcando el ritmo del tiempo infinito, aquellas vueltas del reloj de arena del que víctimas nos hace Cronos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario